Derritiéndose

El tiempo estalla...
Se derrite,
los segundos cuelgan de la rama de un sueño.

Todo es cuadrado.
Las manecillas del reloj
no son más que huesos de una lágrima errabunda,
El tiempo muere...
los ojos se derriten
no queda más que aquellos rayos de fuego
que escapaban del cielo y se fundían con los hombres.
No queda más que mi esquelético vicio de escuchar las razones,
las congruencias.
No queda nada de lo que antes era...
Y los ojos... pies de gusano que avanzan y se dilatan,
ahora caminan
con rumbo de una esquizofrénia solitaria,
y deciden callar las voces de las pestañas,
las lenguas de las estrellas.
Todo se derrite
formando océanos de cosas insigificantes,
llenando baúles de papeles amarillentos
que se deshacen al pensarlos.
Y al final
me derrito y voy por el silencio
cargando fotos de un recuerdo moribundo
a la espalda de una memoria reventada
que sólo quiere
volver al tiempo en que no era nada.

Francisco Galván
Alumno del Taller de Creación Literaria de la UACH

1 comentarios:

Karen Cano dijo...

Ico!!!
simplemente te amo... me facina la manera obscura en q escribes... como esas almas perdidas en su soledad q renuncian a ella por estar con quienes aman... simplemente me encanta, me deklaro tu fan numero uno jajaja