El hilo purpura

Estimados amigos: Los invito a que lean la nueva sección de convocatorias, se encuentra al lado inferior derecho de esta página, en color purpura, hay buenos premios, y sobre todo aun estñan a tiempo de participar, espero que alguno de mis alumnos se anime y gane... suerte!!!

Quiero aprovechar este espacio para enviar una sincera felicitación al profesor de teatro Ernesto Ochoa Guillemard, quién se ha ehcho acreedor al más alto honor que otorgan Los Estados Unidos Mexicanos: El Caballero Azteca. Un reconocimiento muy merecido gracias a su trayectoria, a su calidad humana, a su entrega desinteresada en el ámbito del arte y del desarrollo de los jovenes. En hora buena profe, me siento orgullosa de ser su amiguis, un beso y ahí luego lo festejamos!

La Luna

Perla, luna, alegría, espejo del mar;
drama de poesía, que viste el cielo de luz,
flotando en el agua, soñando en el sueño,
la palabra de la noche.
Te desmembráis entre los días,
pero hoy estas pletórica,
en el círculo llena de misterios imaginas el amor.
Eres el perfume eterno de los astros,
la razón enraizada en el firmamento,
donde inspiras a los poetas a buscar cada noche el poema de la vida.

Jaime Romero
Escritor, filósofo y luchador cultural de Ciudad Juárez.

Conversamos con el yo,
indefinidamente hasta el cansancio,
juzgando y prejuiciando la vida.
Despreciamos el placer
mientras que jugamos
como niños a ser adultos.
Hoy, como ayer, las costumbres matan la razón,
dejamos de crear y de creer en uno.
La duda, es la sabiduría donde el conocimiento descanza
y observa la esencia bajo la superficie,
infraintangible de la fe,
en el laberinto de su verdad.

Jaime Romero,
escritor invitado.

Eliza era una niña común, su papá y su mamá ejemplificaban la familia de comercial de esas que anuncian los fraccionamientos. Hasta que un día, cuando manejaban de la escuela de Eliza a su hogar, un conductor ebrio los embistió, provocando la muerte de los padres de Eliza y dejando a la niña en coma por dos semanas. Al quedar huerfana, Elisa, pasó a la custodia de du tío Anibal, con quien no mantenía una relación muy cercana, pero por ser el único con las posibilidades de cuidarla ella llegó a vivir con él.
A raíz del choque Eliza enfrentó una etapa de rebeldía contra la vida y en una de esas reacciones inesperadas decide entrar al club de poesía de su colegio, a fin de encontrar un escape a su realidad. Ella seguía sintiéndose sola, abandonada y frustrada, ya que no encontraba compatibilidad con su tío. Al llegar el evento de lectura del taller Eliza decide no comentarlo con su tío y pone la invitación dentro de uno de sus cuadernos.
El día de la presentacío Elisa olvida su cuaderno sobre la mesa del comedor y cuando su tío lo levanta encuentra la invitación.
Esa misma noche, en el audiovisual de la escuela, Elisa encuentra a su tío sentado entre el público y en ese momento descubre que no está tan sola como pensaba.

Martín
alumno del taller de Creación Literaria de la UACH
Coordindo por Liza Di Georgina.

José Juan vive en una modesta colonia, en una humilde vecindad, su vecino es su amigo Alberto.
Un día en una lluviosa tarde José Juan y Alberto se encuentran en la concurida tienda de la esquina. Alberto desesperado le pide dinero a José Juan, y este le responde.
-Sabes que no tengo ni un quinto ¿de dónde quieres que te preste?
Alberto, con un tono de voz alterada y a la vez preocupado le dice:
-Es que... tengo que tener 800 pesos para hoy en la noche, si no, van a matarme -Juan empezó a preocuparse.
-Cálmate, cálmate- le contesta- ya vez, por andar metido en las drogas, ¡como eres tarado! Déjame ver que podemos hacer...
Al día siguiente, el vocero ambulante del periódico El Diario como todos los días en su rutina diaria exclama:
-Diario, diario, dos adolescentes muertos en intento de robo a mano armada en banco situado en la colonia centro. Llévelo, llévelo.

Erick Villalobos,
alumno del taller de creación literaria de la UACH
coordinado por Liza Di Georgina.

Su tierna cara descansaba profundamente en la cama del hospital. El abuelo, consternado, la miraba a ella como queriéndola matar con una daga invisible.
-Yo vi que se metió al mar como hipnotizado, le digo que se quería suicidar -le dijeron al abuelo. ¿cómo un niño tan lleno de vida iba a querer actuar de esa manera? él no podía entenderlo, la culpa sólo podía ser de su madre, quien violada en la juventud veía en su pequeño y hermoso hijo el rostro del trauma que sufrió.
-No te da verguenza, mala madre, ¡mira lo que haz hecho! -gritó el viejo indignado poniéndose de pie rapidamente y con un gesto muy agresivo.
-Yo ni hize nada papá, ese chico está mal, como su padre,terminará en un manicomio porqué.. - no concluyó su frase cuando el viejo le dio una cachetada que hizo brotar el llanto de la exhaltada mujer
-Reacciona, por años he soportado esto, ver la manera en que lo desprecias, ¡él no tiene la culpa! -ella, aun con la cara enrojecida, comprendió que se había comportado de la misma manera que aquel infeliz que abusó de ella.
-Yo estaba tan indefensa, acorralada... ese maldito callejón obscuro, yo sólo tenía 17 años, yo nunca quise un hijo, y menos de esa manera, ese cerdo abusó de mí, sació su sed en mí, maldito sea, ojalá se pudra en el infierno -le había contado a su terapeuta, pero en estos momentos se percataba que ahora ella hacia lo mismo con su hijo, sólo que su sed era de venganza, y el pobre no tenía la culpa, esas tiernas caras que hacia para ella en su cumpleaños, mientras ella esquivaba su abrazo, definitivamente iría al infierno, como aquel maniatico sexual.
-Mamá, te amo, ¿Eres tu verdad? -preguntó Yoko extrañado de ver al pie de su cama a esa mujer que nunca lo había tocado más que para pegarle, esa misma que ahora acariciaba su cabello y abría su boca temblorosa para decirle -Perdoname niño, no tenías porque matarte, sé que dentro de mí hay algo de amor para ti, lo sé porque eres parte de mí, sólo debo aprender a amarte, no te mueras, no me dejes...
Yoko, sorprendido, escuchando algo que en toda su corta vida quiso escuchar, supo que su paciencia valió la pena y dijo tocando la cara de su mamá -¿Matarme? pero si lo último que recuerdo es que me caí a orillas del muelle, nomás.

Karen Cano,
alumna del taller de creación literaria de la UACH
coordinado por Liza Di Georgina.

La vida da vuelcos a cada instante,
eso es lo que me ha enseñado,
vivir en un mundo, en un pais,
en una ciudad,
en una sociedad que se desvanece
a cada instante...
Ese instante que marca una vida,
que se puede perder,
un mundo perdido en cada ser,
infinto,
mientras día a día se va,
y retrocede hacia su lugar;
esa naturaleza que por más
de dos mil años había perdido
y a la cual se encuentra feliz de regresar,
para salir de la farsa más grande que haya conocido,
y darse cuenta que sigue siendo no más que un animal,
que sólo busca su propia supervivencia,
sin importar
a quien haya que aplasar.
Omar Garibay,
Alumno del Taller de Creación Literaria de la UACH,
Coordinado por Liza Di Georgina.